Agosto de 1978
(Santiago de Chile) Llovía. La fila en el cine Windsor no era muy larga, pero las ganas de entrar al estreno – a este estreno- eran enormes. Spielberg ya era todo un suceso gracias a Tiburón, ¿pero esto? esto era oro puro. Encuentros Cercanos del Tercer Tipo había golpeado las taquillas de Chile ese mismo invierno. Momento de vacaciones (para mi y muchos de mis amigos), pero solo yo era el «loco de los ovnis» en mi curso. La experiencia fue inigualable.
Luego, los diarios chilenos se llenaron de avistamientos de objetos luminosos, metálicos, brillantes y hasta traslúcidos. La paradoja para mi era, ¿el hombre imaginaba a los OVNIS o los OVNIS materializaban nuestros sueños? No quiero decir con esto que las personas salían del cine viendo platillos voladores y humanoides por doquier, pero… como diría el cómico chileno «Bombo Fica», sospechoooooso.
SI uno revisa los diarios de la época (Acá hay solo una muestra de la Tercera de la Hora de Chile), nuestros cielos se llenaron de estos objetos no identificados, de amenazas desde el cielo, de personas que decían haber sido secuestradas e incluso comunicadas por seres de lo profundo del espacio. Nos agobiaron los enigmas sin resolver y un porcentaje de la población tenía la sensación de la venida de una inminente invasión extraterrestre.
Tampoco hay que sacarle la vista al hecho de que los medios de comunicación le ponen bastante pimienta a las noticias. Y que, un error de percepción, o cualquier hecho explicable tras una mínima investigación, se podía convertir en un buen titular para vender un gran tiraje de diarios. Solo basta recordar el incidente «platillos voladores» de 1947 y la influencia que tuvo el periodista Bill Bequette en la cuestión total. Reportero olvidado por la ovnilogía, quien es el verdadero autor del término que lideró la disciplina por décadas.
Según el manoseado Carl Gustav Jung, en tiempos de crisis y tensión social, la psique colectiva puede generar imágenes y fenómenos simbólicos que reflejan los miedos, esperanzas y deseos de la humanidad, como pasa con los platillos voladores, independientemente del supuesto origen del fenómeno. Y es aquí, donde yo le cedo el punto. En ese momento de la historia en nuestro país, estábamos a punto de caer en un conflicto bélico con el país hermano (en donde curiosamente estaba pasando lo mismo con los avistamientos de OVNIS).
Hay algo que nos estamos perdiendo, algo que trasciende a los avistamientos y que probablemente sea el corazón del problema de los no identificados. Merce la pena darle una segunda vuelta a toda esta problemática e intentar dejar de lado algunas ideas preconcebidas.
Si baja del cielo, es una nave extraterrestre, si sale desde el OVNI es un ser extraterrestre. Mirarlo así, es reducir 77 años de casuística a algo que nos «parece correcto» sin tener la más mínima prueba.
VIAJE A LA DISNEYLANDIA DE LOS DIOSES (2025)